"La fortuna no le sonreía demasiado a Albert Wegener, vendedor de puerta a puerta con ambiciones literarias y sin un dólar en el bolsillo. Pero cuando acudió a aquel anuncio del periódico que solicitaba vendedor a domicilio para un nuevo abono para plantas, su primera sorpresa fue descubrir que el anunciante, J. S. Francis, era una mujer; su segunda, que el famoso Metamorfoseador era en realidad un invento casero destinado a mutar las gramíneas para multiplicar por mil las cosechas. ¡Y su tercera que el invento funcionaba… y mucho más allá de lo que cualquier imaginación pudiera soñar!"Este libro tiene muy buenas críticas, sin embargo a mí me ha resultado algo extraño. Mientras lo leía había partes que me gustaban y quería leer más, y luego otras que me aburrían soberanamente. El principio y el final (desde el diario) son lo mejor, sobre todo el final, pero en medio pasa eso que digo, aunque desde un poco más adelante de la mitad mejora. Sin embargo, lo más raro es que después de todo lo que me ha costado leerlo (más de un mes, y es un libro corto), y teniendo incluso tentativas de dejarlo sin terminar, al acabarlo tengo la sensación de que he disfrutado y lo he pasado bien con el libro. Es muy raro esto xD
Bueno, la historia en sí se puede resumir en que un inepto llamado Albert Weener, que quiere hacerse rico y no sabe cómo, de momento trabajo como vendedor puerta a puerta y decide inocular un jardín muy descuidado con un invento que revitaliza las plantas. Nuestro protagonista decide esto por sí mismo, ya que su empleadora, la señorita Francis, le indicó que era exclusivamente para usar en plantaciones que dieran alimento. Pero él pensó que mejor venderlo a la gente para sus jardines (será que en América tienen esa obsesión con tener el mejor jardín, que hasta hay concursos xD). Y así se desató la catástrofe: la Cynodon Dactylon (planta inoculada, una hierba verde y ya está, vaya) empezó a crecer y aquello no había quien lo parase. Y a partir de ahí empiezan las peripecias del señor Weener: que si al periódico, que si me quejo, que si a hacer un imperio, que si me vuelvo a quejar, que si me traslado, que si contrato a un misionero, que si analizo la planta, que si no...
"La suerte ayudó a mi inteligencia y perseverancia congénitas".En el libro se muestra de forma principal, en plan moraleja, cómo es Albert Weener que, después de provocar el caos, les echa las culpas a otros; después se hace rico a costa de las necesidades de los demás, que él mismo ha provocado, y encima se sigue creyendo por encima de todos y pensando que él es la única persona que hace bien las cosas. Él es el que nos cuenta la historia, el narrador.
"Se había producido algún pillaje, no tanto por codicia como por tendencia natural del hombre en cuanto se relaja la vigilancia de la policía".El autor nos hace un aviso antes del comienzo del libro, diciéndonos que todos somos Albert Weener, lo que nos da bastante que pensar.
"La insolencia y la miopía de la clase obrera son algo increíble. Se niegan a continuar trabajando por un sueldo, quieren cobrar en concentrados".El mundo se viene abajo y, mientras, él intenta seguir medrando y guarda lo que tiene a buen recaudo (para nada), en lugar de ayudar (que podría) a las muchísimas personas que ha condenado. Va de salvador de la humanidad y, mientras, va escondiendo sus víveres de los que no pueden pagarlos (él no tiene culpa de eso, haberse buscado la vida antes, es que lo quieren todo por la cara, etc., me pregunto si los del d̶e̶s̶Gobierno de España habrán leído este libro y habrán cogido ideas xD Incluyendo el pensamiento de que la mujer no sirve para nada). Es un relato de ciencia ficción apocalíptica un tanto atípico porque está contado en clave de humor, irónico y un tanto peculiar, pero humor al fin y al cabo.
"No descanse más sobre sus laureles accidentales y transfórmese a sí mismo en lo que la naturaleza nunca pretendió, un miembro útil a la comunidad".Lo mejor del libro es la ironía de que se sirve el autor, y esos personajes que le dicen a Weener las cosas a la cara tal como son, como la señorita Francias y el director del periódico, Le Facassé. Este es mi favorito, porque le suelta unas perlas... Pero las frases y ocurrencias del tal Weener no se quedan atrás.
"En cuanto a usted, Weener, dudo de que ascienda nunca a la categoría de idiota. Salgan los dos de esta oficina y háganle a la Humanidad el favor de tirarse bajo las ruedas del primer camión que pase."Lo más raro es una mujer que sale en un momento dado, y que luego no vuelve a salir más. Yo esperaba alguna otra aparición o algo, pero no, la señora nos deja con un palmo de narices.
El final me gustó mucho, aunque lo esperaba algo más feliz, pero en realidad nos deja pensar lo que creamos conveniente, aunque yo no soy optimista... Me parece que tragaron más agua que otra cosa.
"Aquellos hombres (...) intentaron seguir adelante con la producción, pero naturalmente fracasaron debido a su falta de preparación. Conociendo la naturaleza humana, se comprende que trataran de atribuir su fracaso al control que yo ejercía sobre sus fuentes de materias primas, y su subsiguiente incapacidad de obtener suministros vitales, así como al corte de la luz y la energía en las fábricas requisadas, pero eso eran simples pretextos que se esgrimen cuando falla algún esquema radical".Así que nada, en realidad no sé si lo recomendaría, por un lado sí, pero por el otro no lo sé. Si os gusta la ciencia ficción y no os asustan los libros de escritura un poco enrevesada (digo un poco, porque se entiende perfectamente pero a veces resulta algo cargante), podéis probar. Y luego me dejáis vuestra impresiones :D
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