Este libro trata sobre una mujer casada y con dos niñas que, sin saber por qué, se siente fuera de lugar, llorosa, infeliz, sin saber qué hacer, loca... Desquiciada. Como no le apetece nada ir al psicólogo y no se le ocurre con quién hablar, decide escribir a modo de diario sus pensamientos y sus experiencias de cada día. Así, vamos viendo cómo es la vida de Tina, la protagonista.
Desde fuera se ve muy claro lo que le pasa, al menos desde mi punto de vista: principalmente a su marido, un gran abogado, se le ha ido completamente la cabeza. Se ha vuelto codicioso y pretencioso, quiere aparentar todo lo que pueda y codearse con "la crema de la crema", comprar lo más caro del mercado y presumir de ello, etc. Ese tipo de personas que tan poco me gustan a mi, porque hacen las cosas para que los demás las vean, no porque quieran hacerlas realmente. La pobre Tina se ve metida en un hogar en el que su marido la ha relegado al puesto de "ama de casa servicial y esposa florero perfecta a mi servicio las 24 horas", y ella no es capaz de plantarle cara o, cuando lo hace, no le dura mucho el coraje y acaba haciendo lo que él dice nuevamente.
Me gusta este libro porque refleja cómo una persona que a primera vista lo tiene todo carece de lo realmente importante: gente que la quiera, que hable con ella (no que decida por ella), poder ser tú mismo, entre otras cosas. Además, aunque puede parecer un libro triste, no lo es, ya que la forma que tiene Tina de explicar su día a día es muy entretenido y perspicaz. Es muy recomendable para cualquier amante de la lectura, entretenido y que a la vez nos hace reflexionar un poco.
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