Mi valoración: 5 sobre 5
«Toda mi vida he sentido que soy diferente. De niña, fui tirando, pero con los años acumulé un montón de ansiedad, mucha tensión; estaba agotada de vivir tratando de ser como los demás y cargando con la frustración de no lograrlo.»Después de décadas buscando respuestas a porqués que pesaban demasiado, a los 41 años Sara Codina recibió un diagnóstico de autismo y por fin las piezas de ese puzzle que parecía imposible de resolver empezaron a encajar: ese día pudo poner nombre a lo que le pasaba, ese día descubrió que no estaba rota ni defectuosa.En Neurodivina y punto recoge toda esta experiencia en primera persona, dividida en tres grandes bloques:La vida siendo autista sin saberlo: introversión, invisibilidad, ansiedad, hipersensibilidad, miedo.El diagnóstico.La bofetada de realidad: duelo, comprensión y situaciones cotidianas.Todo ello lo cuenta con cercanía y honestidad, haciendo gala de un sentido del humor envidiable y siempre apelando a la empatía, al respeto y a la diversidad; porque, nos guste o no, vivimos en una sociedad de naturaleza diversa y todos tenemos el mismo derecho a ser sin sentirnos juzgados.
Un libro muy interesante para conocer la forma de sentir de una mujer que sufre autismo y es tardíamente diagnosticada, ya que antiguamente (no hace tanto tiempo pero bueno, ahora eso está cambiando) se pensaba que las niñas no sufrían autismo cuando, en realidad, lo que pasaba era que las que lo sufrían mostraban síntomas muy diferentes a los niños que tenían autismo, y el baremo para diagnosticarlo estaba basado en los síntomas observados en los niños. Por eso, ellas no cuadraban dentro de esas pruebas y salía un diagnóstico negativo (eso cuando les hacían alguna prueba).
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