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Sinopsis:
Un día precioso en Newport, Rhode Island, Phoebe Stone llega sola al majestuoso hotel Cornwall Inn, lleva puesto su vestido verde esmeralda, sus tacones dorados y no trae consigo ningún equipaje. Todos en el vestíbulo piensan inmediatamente que es una invitada más a la boda, pero en realidad es la única huésped que no está allí para ese evento. Phoebe ha ido al hotel porque durante años soñó con compartir ese viaje con su marido, pero ahora está sola, tocando fondo y decidida a darse un último homenaje por todo lo alto. Mientras tanto, la novia ha previsto cada detalle y cada posible desastre que pudiera depararle este í fin de semana, excepto una cosa: Phoebe y el plan de Phoebe. Sin embargo, contra todo pronóstico, las dos mujeres se ven dispuestas a compartir sus secretos más íntimos desde el mismo instante en que se conocen.
Desde el principio me he divertido mucho con este libro. La protagonista me encanta pero la novia, con ese "no te vayas a morir en la semana de mi boda, espérate unos días que ya qué más te da", me mataba de la risa.
Aunque la historia en sí es bastante predecible en la mayoría de sus aspectos, me lo he pasado muy bien leyéndola. Además, me ha gustado que sea una historia en la que los personajes son honestos en situaciones en las que, en otros libros, se dejarían llevar y la liarían (como cuando Phoebe puede decirle a Lila la verdad sobre su futuro matrimonio o a Gary lo que siente por él pero no lo hace porque cree que es mejor así, para no enredar las cosas; o como cuando están los dos en el jacuzzi, al final de la conversación).