Mi valoración: 3 de 5 estrellas
Siempre hay que desconfiar de las señoras de mediana edad bien vestidas, con aspecto de jubiladas y acompañadas de un dálmata espantadizo, como Mathilde Perrin, una viuda de sesenta y tres años algo entrada en carnes bajo cuya apariencia anodina se esconde una pistolera a sueldo de gatillo fácil y nervios de acero. Experimentada y diligente en el manejo de armas de gran calibre, capaz de dar esquinazo a la policía y agotar a sus perseguidores, esta veterana heroína de la Resistencia ejecuta sin piedad los encargos de un misterioso comandante cuando no está cuidando su jardín de las afueras de París. Sin embargo, los frecuentes descuidos y el mal carácter de la antaño perfeccionista Mathilde, que la vuelven cada vez más incontrolable y perturbadora, empiezan a preocupar a las altas esferas, dispuestas a deshacerse de ella antes de que sea demasiado tarde.
El libro no está mal pero no le doy más estrellas porque no creo que la historia lo merezca. Fue fácil de leer. Al principio, cuando sale Mathilde en la primera escena volviendo de casa de su hija, pensé que sería una poli o investigadora, y cuando va y mata al señor del perro me quedé ojiplática. ¡Sorpresa total! A partir de ahí, ya vemos de qué va todo: parece que Mathilde padece algún tipo de demencia senil o alzheimer temprano que hace que se olvide de las cosas y que vea el presente un poco como ella quiere. Esto creo que es lo fundamental de la historia, pues hace que Mathilde haga unas cosas u otras y fija el final de la misma. Es irónico que acabe con ella una persona que sufre de lo mismo que ella pero en mayor grado, y siendo consciente. ¿Podría ser una metáfora de lo que uno puede lograr aceptando su realidad e intentando adaptarse a ella frente a la otra, que no acepta nada y sigue hacia delante como si fuera invencible? 🤔
En cuanto a la forma de narrarlo, con ese humor negro y, a veces, irónico que tiene Mathilde, me ha gustado mucho.
Una cosa que pensaba que iba a saber al final y no fue así es por qué les disparaba en la entrepierna y en la garganta. Me he quedado con esa duda, porque son sitios muy específicos.
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