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Sinopsis:
La vida de Violette gira alrededor de su trabajo, un tanto especial: es la encargada del cementerio de un precioso y pequeño pueblo francés. Su café, su conversación y su sonrisa dan alegría al lugar. Ella se asegura de que las tumbas estén siempre limpias, tengan flores frescas y sus visitantes, un hombro sobre el que apoyarse.
Todos sus días son similares, hasta que un hombre llama a su puerta con una petición sorprendente que hará que su mundo dé un vuelco. Porque en vidas ajenas Violette acabará descubriendo secretos del pasado que al final cambiarán la suya.
Este ha resultado ser un libro muy bonito con bastantes giros inesperados y en el que he subrayado muchas frases (esto siempre es indicador de que el libro me ha llegado de un modo u otro). Pensaba que sería simplemente un libro costumbrista sin apenas giros, pero no.
"Hay que aprender a hacer notar tu ausencia a aquellos que no han comprendido la importancia de tu presencia."
Creo que es fácil empatizar con la protagonista, al menos, a mí me lo ha sido. Todo nos lo va contando ella, pero hacia el final tenemos también un trozo en el que se nos cuenta lo que pensaba su marido, y eso siempre me gusta, ver las cosas desde la perspectiva de más de un personaje. Me resultó interesante leer cómo veía él las cosas y llegar a entender por qué hacía lo que hacía.
"El miedo no evita el peligro."
La forma en la que ella va elaborando su duelo a la vez que va descubriendo la vida como guarda de cementerio que llega Sasha es curiosa, y difícil de contar sin que sea aburrido leerla. Me gusta mucho la tranquilidad que emana de la protagonista cuando está trabajando en el cementerio.
"Uno deja a la gente a causa de esa misma gente, no hay que buscar más lejos."
El suceso trágico que no mencionaré para no hacer spoiler no me lo esperaba para nada. Y menos aún las razones de que este ocurriera. No me quiero imaginar la locura del pobre Philippe cuando se enterara de todo.
"Un nombre bonito no impide que se pueda ser un cabrón."
Me gusta que al final ella tome la decisión de que si tiene que cambiar algo para ser feliz, lo hará. No se aferra a las cosas como han sido o cree que tendrían que ser: se le presenta la oportunidad de ser feliz y, aunque duda, al final la toma.
Lo malo: tiene laísmos y leísmos. Una cosa bien rara, porque normalmente tienen uno o el otro.
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