🐦Mi valoración: 7 sobre 10🐈
📖176 páginas📖
Sinopsis:
Émile, un obrero retirado y un algo tosco, conoce a Marguerite, una mujer afectada y puritana que vive en el recuerdo de un pasado mejor, con quien termina casándose para compartir su soledad. Pero pronto las desavenencias entre ambos se hacen evidentes y la vida matrimonial se transforma en un infierno. La desaparición del gato de Émile es el detonante de un cruel enfrentamiento que lleva a los ancianos a la destrucción.
Este libro es de los raritos, de los que no sabes por dónde van a salir. Al principio, cuando vi que la pareja se comunicaba mediante notitas, pensé que eran un matrimonio que quería mantener la complicidad y hacer cosas divertidas juntos. Cuando vi lo que se decían me di cuenta de que no iban por ahí los tiros 😅 Entonces es cuando la historia me atrapó aún más, porque quería enterarme de por qué no se hablaban, por qué se mandaban esos papelitos, qué se traían entre manos, qué había pasado entre ellos.
Según va avanzando la historia (que solo vemos desde el lado de él, por cierto, habría estado bien verlo desde el lado de ella) vemos como va degenerando la situación hasta que él toma una decisión drástica: se va con Nelly. En cierto modo, me sorprendió que Nelly aceptara, pero me gustó que ella no cambiara ni un ápice su forma de ser ni se volviera esto un cuento de amor y segundas oportunidades.
Él muestra cuando está con Nelly que cuando está feliz en un sitio no está a gusto, tiene que buscarle pegas a todo. Y si alguien dice "no, con su mujer era feliz", bueno, no sé yo qué decirte. En sus propios recuerdos él reconoce que la engañaba cuando podía, y que se lo decía, y la hacía rabiar. Que ella no le dejaba claro que no lo engañaba, con lo que era posible también, y que muchas veces de las que se peleaban acababan haciendo el amor. No sé a vosotros pero a mí eso me suena a relación un pelín tóxica... Así que yo pensaba que tarde o temprano volvería con su mujer, y así fue. Porque son tal para cual, como el perro del hortelano: ni comen ni dejan comer. Les encanta estar pendientes de lo que hace el otro, ver cómo pueden chincharlo más y estar enfadados pero, si el otro no está, no pueden vivir tranquilos. Creo que esto se demuestra muy bien con la vuelta de él a casa y la respuesta de ella (que había mandado a freír espárragos a la "amiga" arpía) y también con el final del libro.
Lo que me habría gustado que quedara claro del todo es si ella mató al gato queriendo o fue un accidente. Desde luego, la venganza de él da mucho repelús.

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