🌞 Mi valoración: 5 sobre 5 estrellas 🌞
📖 464 páginas 📖
Sinopsis:
Elizabeth Zott es madre soltera y estrella a su pesar del programa de cocina de televisión más seguido de Estados Unidos. El enfoque inusual de Elizabeth para cocinar, combinar una cucharada de ácido acético con una pizca de cloruro de sodio, resulta revolucionario. Sin embargo, a medida que su éxito aumenta lo hacen también sus enemigos, porque Elizabeth no sólo está enseñando a las mujeres a cocinar sino también desafiándolas a alterar el orden establecido.
Me ha encantado este libro. Me gusta mucho cómo está narrado, cómo muestra las dificultades de Elisabeth Zott para abrirse paso siendo mujer en un mundo de hombres en el que aún la igualdad ni estaba ni se la esperaba. Y aun así ella no se arredra ni deja de intentar hacer lo que cree que tiene que hacer. El momento "miren esta seta venenosa, una vez preparada nadie sabe que lo es, igual se podrían ustedes equivocar y echársela en el plato a su familia, pero menos mal que todos sus maridos y jefes las tratan bien, ¿verdad?" fue fabuloso.
El libro no se centra en un solo momento de la vida de Elisabeth, lo que puede llevarnos a trozos de la historia que no nos interesan como pasa en otros libros, pero en este caso no es así. Incluso cuando narra su embarazo y los primeros meses de cuidar a Mad resulta interesante. Al menos a mí me ha gustado de principio a fin.El detalle de que el perro participe de vez en cuando en la narración me ha gustado mucho también. Tiene mucho salero el perro.
También Mad me ha gustado, y el reverendo Wakely, y eso que al principio no daba un duro por él (pensé que apenas tendría presencia en el libro). En general, creo que todos los personajes se complementan muy bien y son interesantes a su modo. Pero lo del hado padrino y el crimen organizado de Mad ha sido apoteósico.
Por otra parte, la bofetada a Donatti me ha sabido a gloria. Como a todos, supongo. Esa conversación en la que le dice a Elisabeth que quién es ella para hablarle a él de embarazos me sacó totalmente de mis casillas, qué tío más asqueroso.
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